Miedo

Esta mañana estaba a punto de levantarme cuando recibí un whatsapp:

XX.- «Si XY descubre el blog, le robaras de repente cinco años de vida… lo sabes ¿no?»

«XX» es alguien a quien conocí cuando trabajé en lo de las piedras de colores. El caso es que ya tenía alguna que otra idea para la entrada de hoy, pero con el intercambio de mensajes he llegado a la conclusión de que toca hablar del miedo. Y es que, o yo me lo invento, o en lo de las piedras de colores la gente siente miedo. A ver, que no es que no sepa que miedo también se pasa en otros trabajos ¿vale?, pero es que en esos casi como que te lo esperas: «… es que trabajo en el tren de la bruja». Normal, oyes. Trabajo yo allí y es ver una escoba y tener que mudarme la ropa interior. Pero digo yo, que trabajar en un sitio donde no tienes nada más que hacer que ver como entran y como salen las piedras de colores da para vivir más relajadamente ¿no? Y diréis ¿pero miedo de qué? ¿se esconden detrás de las esquinas y te dan susto cuando pasas? Ya podían. Al margen del miedo que da ver que en lo de las piedras de colores trabajan algunos que no sirven ni para ir a ver si llueve, el miedo allí es cultural. Si no estuviera tan asumido y se hubiese incluido entre los valores de la empresa cuando se enunciaron, probablemente hubieran roto la pana renovando un reconocimiento. Ya lo estoy viendo: «… a ver, a ver ¿se tiene evidencia de actitudes y comportamientos coherentes con los valores corporativos de la empresa?… Muy bien, si señor, solo por esto os doy los 1000 puntacos. Ya pueden guardarse los calzoncillos. Y por favor… que alguien habrá una ventana.».

Claro, diréis: no lo pillo ¿ya está? ¿donde se esconde el asesino? Es la gracia del asunto. En esa sala no está ni se le espera. Si tiras del hilo y hablas con los más viejos del lugar, puede que te cuenten que hubo uno tiempo atrás. Viva y bravo. Dejó un bonito legado. De ahí en adelante nos lo curramos nosotros. En las empresas, existe una inercia que conduce a que nos comportemos de manera que eso que es cotidiano continúe siéndolo sin cambiar. Sin tan siquiera reparar en ello. Esa es la cultura de la empresa. El de arriba contribuye de una manera y el de abajo de otra. Pensadlo bien.

¿Lo dejas aquí? ¿No nos vas a decir que tienes la solución para liberar a los que trabajan en lo de las piedras de colores de ese sufrimiento irracional? No, pequeños míos. Pero os puedo decir cuando pasará: cuando la historia del asesino que instauró un reinado de terror sea reescrita por un rey que instaure un reinado de amor.

La verdad, es que una vez que escribes sobre algo no parece que sea para tanto ¿por qué no pruebas? ¿o es que te da miedo?

Publicado por Eduardo

Nací en 1974, lo que me hace demasiado joven para poder escribir una biografía -ja-.

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